Una Cerería

Una reunión de posibilidades,
reiteración de sentidos,
Un lugar definido e infinito.
La repetición, necedad aceptada por los ojos,
Se establece pálida de arrepentimiento.
Una gota detrás de otra,
constancia primigenia,
Un tiempo de campana
Tiembla para adentro de la gota
Y todo se detiene de momento
Revelando que antes es siempre ahora.
Puedo ver hacia adentro
con cada ojeada
guiado por un fantasma.
Puedo contar la arena del reloj
Y no llevar la cuenta precisa.
Puedo escarbar y definir
Lo de detrás sin perder el delante.
Y así, pálido y transparente, el líquido toma forma.
Crea una multitud de cristales blandos
De aristas y filos vulnerables,
El tiempo toma forma.
El orden que rige su sentido
Muestra su inevitable rostro,
Su fotografía, su retrato.
Su origen es la búsqueda del día en la noche
Que produce sus consecuencias.
La luz va soltando hilos
Tejiendo un termitero,
Habitado por luciérnagas.
Todo eso se ha esfumado
Con un grito eléctrico
Que se esfuma con su silencio.
Sin rastro, el día fabricado
Muestra una latencia exacta
Constante en su forma.
Esferas y cilindros sustituyen
Madejas de rocío traslúcido
Que congelan el delirio hacia el abismo.
La exactitud de la forma nos complace
Llevando el sol en los bolsillos
Domesticando el fulgor hasta el extremo.
Carlos M. Barragán. 2025