Inmaculada Abarca Martínez

Ecos, 2025

La obra Ecos, 2025, de Inmaculada Abarca se compone de varias piezas. Una de ellas consiste en un plato-fuente de cerámica en el que se disponen generosamente un montón de algas secas, consolidadas y tratadas de forma especial para que conserven su verdor. Estas algas proceden de la acequia valenciana de al lado de la Casa Cuesa de Xàtiva. Con la acción de recuperar este material natural la obra dialoga con el contexto de la agricultura y el regadío característicos en la huerta valenciana, a la vez que se relaciona directamente con el movimiento Arte Povera, en la utilización de materiales naturales y efímeros. Desde los años sesenta y en la actualidad, muchos son los artistas que utilizan materiales vegetales para propiciar con sus obras un proceso de coautoría y concienciación con la Naturaleza.

Las algas se descuelgan desde una fotografía -otra pieza de la obra- que presenta un micropaisaje, replicando las montañas que rodean la casa de Botifarra y el paisaje de la ciudad de Xàtiva con el Castillo y el Puig en sus alrededores, imagen tomada en las humedades de las paredes de las acequias circundantes.

Por último, se presenta una pieza realizada con maderas recuperadas de una fábrica de ataúdes de la localidad que con formas exuberantes dialoga, además de con los elementos vegetales, con las herramientas típicas de la labranza y los arados del campo valenciano recopiladas en la Casa Cuesa. Esta última, tanto formal como conceptualmente se ancla con la obra de Giuseppe Penone quien hace visible lo invisible al extraer el árbol dentro del árbol con su trabajo escultórico.