Una vez más el Ayuntamiento de Alboraia, apuesta por el arte intergeneracional, donde lo emergente comparte espacio con el pretérito actual. Donde Chiara Carzan se alinea con Vicente Carrión para hablar de fotografía y arte.
La fotografía, al parecer, en el arte siempre queda relegada a un segundo plano. Y no es porque no tenga valor artístico, más bien es porque no se le añade el valor que se merece para darle justamente el status artístico. Son muchas las exposiciones, grandes exposiciones en lugares grandes que, por decisión del comisario las fotografías se presentan de manera, si se me permite la tautología, tan planas. Paseos aburridos perfectamente alineados y creados de manera matemática para guardar un orden academicista que nada aportan a su lectura. Sólo aptos para doctorandos y estudiosos del Diafragma , la Iso y la Velocidad.
Hoy quiero poner en alza no la fotografía, que también, sino la labor del comisario, en este caso comisaria, Chiara Carzan.
En la exposición Rememora, sito en la Casa Cultura José Peris Aragó de Alboraia vemos un ejemplo de cómo el arte y la fotografía se fusionan. En esta ocasión el fotógrafo Vicente Carrión nos presenta la Alboraia de los años 70, poniendo de relieve el año 1979, año donde se consolida la democracia en España y, por ende, los españoles pueden votar libremente. Vicente Carrión, recién llegado a Alboraia, queda impresionado por las instantáneas que la calle le ofrece y, de manera analógica, las captura en su cámara. Vicente Carrión, desde una mirada amateur, nos propone unas secuencias de altura y con la ayuda de Chiara Carzan, de auténtico profesional. Nos ofrece 5 temas de los muchos que él posee: Carrers, Platges, Infància, Galotxa y Festes.
Visto así seria un mero documental de las costumbres que en esos años en Alboraia se materializaban. Por cierto, a fecha actual, se perciben grandes cambios, otros usos y otras costumbres, con lo que, como documental, ya nos parece una exposición interesante. Pero la exposición va más allá, es, más bien, un largometraje, un largo viaje.
Chiara Carzan, comisaria, toma las fotografías como suyas y les da un empujón. Nos presenta las mismas como si de un mapa se tratara, de manera que al espectador le obliga a ir de un lugar a otro dentro de cada tema par hacer varios recorridos con un único fin, que se sienta parte del mismo, que sus vivencias se aúnen con las mismas, bien porque las ha vivido o porque sus padres, sus abuelos se las han contado: los mayores porque nos identificamos y los más jóvenes, porque materializamos aquello que nuestros mayores nos contaron. Una gozada.
Por otra parte en los trabajos de Chiara El Público es fundamental, siempre crea un espacio para que interactúen. Ella sabe que la obra de arte necesita que sea el espectador quien se implique y la termine.
La exposición Rememora consigue que el publico se pasee por la sala en un ir y venir comentando no sólo las fotografías, también las anécdotas.
Chiara no crea un recorrido explicito sino un laberinto de emociones para conseguir que todos los participantes formen parte de la obra y se fusionen con ella al igual que la fotografía se fusiona con el arte. Y por último, pero no por ello menos importante, les confiere volumen a las fotografías. Harto estoy de exposiciones planas y simétricas. Chiara crea ritmo y texturas en una disciplina donde parece ser esté predeterminada a lo plano y bidimensional. Agradecer la labor de conseguir crear un viaje, quizá un recorrido escultórico con tamaños y espesores disimiles que no hubiera sido posible sin la mirada asombrada del fotógrafo Vicente Carrión. La exposición, además, es imprescindible para quien quiera saber de fotografía, es didáctica, nadie que pretenda ser comisaria o comisario debería perdérsela.
Alboraia se ha convertido, gracias a la labor de Encarna Dolç, auspiciada por la regiduría de cultura y por el empeño del alcalde y su ayuntamiento, en un frente cultural emergente. Por ella han pasado multitud de jóvenes artistas y una gran parte del elenco docente de la Facultad de Bellas Artes de València, Altea y Teruel, al menos los que que a mí me constan.