Jaume Chornet

ARACNE

La donzella Aracne un dia va presumir de ser millor filadora que Atenea, filadora acreditada de l’Olimp. La deessa va acceptar el desafiament i Aracne va teixir una peça de tela en què figuraven els amors dels déus olímpics amb tal mestratge que la mateixa Atenea no va trobar cap defecte. La seua còlera va ser immensa, va trencar l’obra de la rival i la va emprendre a colps contra ella, fins que Aracne, atemorida es va penjar d’una corda. Ja poden suposar el que va fer Atenena…

Aureli Domenech_ On està l’Haca

“Caure de peus”: El part en la cultura popular valenciana del camp.


En la cultura popular valenciana, especialment en les comarques agrícoles, el part era un
esdeveniment domèstic i comunitari, carregat de simbolisme i de creences arrelades en la
tradició. Abans que els parts es traslladaren als hospitals, les dones parien a casa, en un
ambient conegut i envoltades per les seues familiars i veïnes, baix l’atenció d’una partera o
una dona major amb experiència.
Un dels elements més característics d’aquest ritual era la preparació d’un espai adequat per al
part. Una pràctica comuna consistia en lligar dues cadires per tal de crear un suport ferm on la
dona poguera, “parir el xiquet”, és a dir, facilitar-ne l’expulsió. Aquesta postura, més natural
que la posició horitzontal imposada posteriorment en els hospitals, ajudava a la mare a fer
força amb més eficàcia i reduïa algunes complicacions del part.
Dins d’aquest context, el part de cul o de peus era percebut amb una barreja de preocupació i
superstició. Es deia que els xiquets que naixien de peus tenien una sort especial, com si ja des
del seu naixement demostraren una habilitat innata per caure bé en la vida. L’expressió “caure
de peus”, que hui en dia es fa servir per referir-se a algú que sempre ix airós de qualsevol
situació, naix d’aquesta antiga creença. Així, un xiquet que naixia de peus no només era
considerat afortunat, sinó que també es creia que estaria protegit davant l’adversitat.
Aquestes pràctiques i creences, més enllà del seu valor com a records d’una època passada,
ens parlen de la saviesa popular i de la manera en què la comunitat interpretava els fets
naturals a través del llenguatge simbòlic. Encara que hui en dia els parts es produïsquen en un
context mèdic totalment diferent, la idea de “caure de peus“ continua viva en la llengua i en
l’imaginari col·lectiu valencià , recordant-nos que la sort, de vegades, es porta des del moment
de nàixer.

Tham Casany_ On està l’Haca

“El cos mateix ha sigut absorbit pel treball i després descartat”.

PRESÈNCIA I ABSÈNCIA / 2025

La figura de malla metàl·lica simbolitza la relació entre el cos i el treball, destacant com, en l’ l’àmbit rural, el cos ha sigut la principal eina del treballador. La seua estructura translúcida evoca una presència etèria, un recordatori de la corporeïtat de l’esforç físic.

Al mateix temps, en un context històric més ampli, l’obra suggereix la transformació del treball al llarg del temps, en el qual el treballador s’ha tornat quasi invisible dins dels processos productius industrialitzats. Així, la figura encarna tant la presència com la seua progressiva desaparició, l’absència. Presència i absència.

La figura aniria penjada en qualsevol racó, preferiblement al costat dels “tamizadors”, la figura com a part del procés productiu, es a dir, L’Haca.

La disposició serà una disposició “descuidada”, com si la malla haguera quedat allí per accident, juntament amb altres objectes al voltant.

En presentar-la com un objecte més, quasi oblidat, la figura es mimetitzarà amb els utensilis, perdent la seua identitat humana, com si el cos mateix haguera sigut absorbit pel treball i després descartat.

Merche Pereora – NEA

Xafeu, Xafeu… i trobareu


“Trenes daurades que recullen l’essència de la terra…Quant aculls i quanta pols has de mantindre…”

CONTEXTUALIZACIÓN
L’estora d’espart
La fibra del esparto ha sido utilizada desde tiempos prehistóricos en las diferentes comunidades locales mediterráneas. En un sentido simbólico nos remite a una conexión con la tierra, un símbolo de la vinculación del ser humano con su entorno.
Tanto la actividad de recolección de la fibra como la de su transformación y trenzado, requería de un profundo conocimiento del entorno natural, convirtiéndose éstas en una actividad colectiva y casi ritual de cohesión comunitaria, reforzando los sentimientos identitarios.
Con el trenzado del esparto se generaban utensilios contenedores como cestas y alforjas, que se utilizaban para almacenar y transportar alimentos y enseres. Esta capacidad de acoger y preservar semillas, granos y otros elementos era esencial para la subsistencia del ser humano, pero también daba lugar a elementos de protección como esteras o calzado.
Desde un punto de vista simbólico y ritual, estos elementos contenedores también podían ser usados para albergar ofrendas. El acto de ‘acoger’ los frutos de la tierra simbolizaba la interrelación entre el ser humano y el territorio, reforzando su vinculación espiritual con el entorno. A su vez, el proceso de trenzar era considerado como un acto de protección y cuidados, para ennoblecer a una materia que protegía y asilaba de la humedad.
Es por eso por lo que deseamos resignificar como elemento “l’estora d’espart”, elemento tan versátil en los hogares agrícolas mediterráneos, tanto a nivel práctico como simbólico. Utilizada la estora como capa aislante de protección en las casas con suelos de tierra o piedra, protegía del frío, de la humedad o del calor, además de ofrecer una superficie más confortable. A su vez, ayudaba a mantener la limpieza y delimitaba las diferentes estancias, contribuyendo a organizar los espacios. Otra función era la de cubrir y proteger enseres o alimentos.
En las casas agrícolas y masías, “l’estora d’espart” marcaba el límite entre el espacio exterior y el espacio interior del hogar, donde se resignificaba la protección y la intimidad.
“L’estora” se convierte así en metáfora de la definición y protección de nuestros espacios. Contiene en su fibra la huella de lo artesano y la conexión con el territorio, simbolizando la memoria y el paso del tiempo.
CONCEPTUALIZACIÓN
“L’estora d’espart” como cobijo
Al resignificar “l’estora”, pretendemos crear un umbral entre el pasado y el presente, entre lo íntimo y lo colectivo, entre lo visible y lo invisible, lo infraleve. Convertirla en un microsistema, un objeto vivo en constante transformación. No solo delimita espacios, sino que alberga vida en su interior, el polvo, la tierra, acoge y protege.
Esta “estora” va a cobijar tierra de labranza en un sutil pliegue como vestigio del pasado, atrapando la huella y la memoria del territorio, y rompiendo el límite entre el interior y el exterior, entre lo que es el elemento y lo que simboliza, la memoria latente y la frágil interdependencia entre el ser humano y su entorno, entre lo que existió y lo que existe. Es habitar un espacio desde el cuidado, ocultando y protegiendo su secreto. Una alfombra extendida delimitando un espacio y otra enrollada en modo de latencia esperando ser activada.
Pero, todas las alfombras ocultan polvo y secretos, ¿y si además tuviese connotaciones mágicas y te trasladase a otro espacio como umbral o portal de desplazamiento? Ya no solo sería un objeto que resignifica y delimita un espacio, sino que también lo expande y dispersa entre diferentes dimensiones.
Estas dimensiones estarían entre el pasado y el presente; entre el adentro y el afuera; entre lo visible, lo invisible y lo latente; entre lo efímero y lo permanente; entre la memoria y la fábula. Al esconder polvo y tierra de cultivo te está transportando a otro paisaje, a un viaje en la memoria, una memoria latente que conecta con el presente, un rastro infraleve de su desplazamiento temporal. La tierra oculta es un fragmento de un territorio en devenir, transitorio.
“L’estora d’espart” como línea, oportunidad imaginativa
Los trenzados que la componen se deshacen y liberan las fibras, que vagan en busca de ideas, de magia, de sorpresas. Fibras que van y vienen, del pasado al futuro, fibras que se vuelven a trenzar formando una línea, un espacio liminal que es, al mismo tiempo, conjunción de épocas, de historias, de significados estratificados en la materia.
Sobre “l’estora”, rozada por pies y miradas, caen las palabras, y al volverse suaves, se insinúan entre los trenzados, llenándolos de leyendas y recuerdos. Bajo “l’estora”, en espera, están los secretos, cubiertos de polvo lo justo para volverse materiales, para abrirse camino entre el suelo y “l’estora”.
“L’estora” es el punto de unión entre el cielo y la tierra, “l’estora” somos nosotros, con los pies polvorientos hundidos en la tierra y la cabeza acariciada por el polvo de estrellas.
Arriba y abajo: polvo y tierra Dentro y fuera: polvo y tierra
“L’estora” esconde y ofrece descaradamente un gesto de comodidad aparente, en una comunidad que busca entrelazarse como los trenzados en busca de una relación de proximidad.
Levantar “l’estora” y mirar qué se esconde debajo, descubrir los dibujos trazados por el polvo y la tierra, dejarse sorprender por el encuentro con los recuerdos, con lo no dicho, con fragmentos ocultos de experiencias vividas. Actuar y levantar “l’estora”, o bien caminar sobre ella, aplastar el polvo y endurecerlo hasta convertirlo en una nueva capa, parte integrante de la misma.
Una alfombra, “l’estora”, protege la memoria pasada, la resguarda, dándole forma, volumen, a través del polvo. El objeto mismo se convierte en un medio, haciendo visible el efímero concepto duchampiano de infraleve.
Frente a “l’estora” extendida, se alza otra estora, enrollada, en vertical, convirtiéndose en tótem. Tótem que alude al concepto mismo del totemismo de Claude Lévi-Strauss, que nos remite al pasado para reubicarnos en el presente. Un presente donde las “estoras” de fibras naturales son limpiadas, cepilladas con rodillos artificiales, los mismos rodillos que el artista Pino Pascali exhibía como trofeos en el inmaculado espacio museístico.
No nos queda más que usar las “estoras” como si fueran mantas, o cubre paredes, o como si fueran techos de chozas, envolventes e íntimas como los Igloo de Mario Merz. Y desde dentro de las chozas, al calor y en contacto con la tierra, podremos mirar a través de las rendijas del techo y contemplar el polvo de las estrellas.
Resignificar para revivir, para volver a vivir, para seguir viviendo.


David Vila_On està l’Hacas?

Relato encapsulado

El ser humano se distingue de otras especies animales en multitud de aspectos, pero sin duda es la comunicación a través del lenguaje lo que nos distingue sobremanera del resto. Esta característica nos permite crear comunidad y con ello el desarrollo de las civilizaciones.

A través del lenguaje somos capaces de perpetuar los hechos que conforman la vida, y el relato contado es la estrategia que nos permite, generación tras generación, acercarnos a las vivencias que conforman nuestro contexto.

La obra trata de recoger estos relatos, de forma única a través de la voz grabada, en un hecho cotidiano común de los ritos de relación, el “tomarse algo”, esa acción de compartir con otrxs las vivencias cercanas, que nos aproximan al resto de individuos, generando empatía, emoción y recuerdo. Estos relatos recogidos mientras se comparte una bebida quedan encapsulados a través de la conservación, manipulación y presentación del continente de aquel líquido compartido, a la vez que las palabras, generando una pieza compuesta por diversos relatos-contenedores, que conservarán para siempre aquel momento de compartir, de recordar, de memorar.

Se trata por tanto de una propuesta visual a través del objeto que nos permite mantener por el paso de los tiempos aquel relato que hemos decidido congelar, para poder conservarlo por siempre.

Inmaculada Abarca Martínez

Ecos, 2025

La obra Ecos, 2025, de Inmaculada Abarca se compone de varias piezas. Una de ellas consiste en un plato-fuente de cerámica en el que se disponen generosamente un montón de algas secas, consolidadas y tratadas de forma especial para que conserven su verdor. Estas algas proceden de la acequia valenciana de al lado de la Casa Cuesa de Xàtiva. Con la acción de recuperar este material natural la obra dialoga con el contexto de la agricultura y el regadío característicos en la huerta valenciana, a la vez que se relaciona directamente con el movimiento Arte Povera, en la utilización de materiales naturales y efímeros. Desde los años sesenta y en la actualidad, muchos son los artistas que utilizan materiales vegetales para propiciar con sus obras un proceso de coautoría y concienciación con la Naturaleza.

Las algas se descuelgan desde una fotografía -otra pieza de la obra- que presenta un micropaisaje, replicando las montañas que rodean la casa de Botifarra y el paisaje de la ciudad de Xàtiva con el Castillo y el Puig en sus alrededores, imagen tomada en las humedades de las paredes de las acequias circundantes.

Por último, se presenta una pieza realizada con maderas recuperadas de una fábrica de ataúdes de la localidad que con formas exuberantes dialoga, además de con los elementos vegetales, con las herramientas típicas de la labranza y los arados del campo valenciano recopiladas en la Casa Cuesa. Esta última, tanto formal como conceptualmente se ancla con la obra de Giuseppe Penone quien hace visible lo invisible al extraer el árbol dentro del árbol con su trabajo escultórico.

Celia Marco

Pensamiento Cuesa



El protagonismo de la materia
Aquel día el arte no fue protagonista, tampoco lo fuimos las personas. Aquel día el protagonismo fue de los objetos de la casa, de las piezas que incluimos y también de la paella. Las personas fuimos un agente más, nos dejábamos afectar por nuestro entorno y reaccionábamos a él. De la misma manera que lo hacen los objetos, quizás no nos diferencien tantas cosas como pensamos.


Pero, ¿y los materiales? Barro, hierro, papel, grafito, pelo, plástico, aluminio, piedra, arroz,
bioplásticos, pollo, conejo, vidrio, fibras, azafrán, esparto, madera… Todos estaban ahí y
no pasaban desapercibidos, sino que eran un hilo que conectaba todo lo que estaba.
Los materiales tienen más poder del que pensamos, parece que desaparecen al quedar
eclipsados por los objetos que ellos mismos conforman. Pero en realidad siguen ahí, reaccionando al entorno, dilatándose, derritiéndose, combándose, oxidándose, pudriéndose…amenazando a los objetos con la desmaterialización.


En mi primera propuesta hablaba de una humanización de los objetos, fantaseé con la
idea de que todos tenían alma y muchas cosas que contar. Ahora hago justo lo contrario,
¿y si las personas simplemente somos hervideros de actividad en constante pulso con el resto de materiales que también habitan en entorno?

Ángela Malysheva

Memoria de las vivencias On está L´haca?

Campo…El cielo azul transparente, tan cercano a la tierra, donde las nubes se pueden tocar…La inmensidad…Aquel día, de nuestro primer encuentro se presentaba con esta imagen.  Ahí, rodeada con las parcelas de campos en plena floración, nos encontramos en la casa Cuesa. Casa que siempre ha atraído el ojo de los curiosos. Esta vez nos ofrece visitar sus rincones, el patio, los objetos, que están codificados por su historia. Pep Butifara, el anfitrión, se encargó de explicar la procedencia particular de cada cosa que te llamaba la atención, acompañando la historia con una perífrasis o una canción.

Personalmente, participar en este proyecto fue un reto, que me provoco las emociones de felicidad. La libertad del movimiento, conexión y complejidad entre compañeros es lo que sorprendía y atraía: donde cada uno se ubicó sin molestar unos a otros.

Las texturas, color, el diseño, la utilidad de los objetos cotidianos que atravesaron y perduraron en la historia nos guillaban y despertaban la posible intervención sobre ellos. Convirtiendo los en un símbolo mensajero, que comunicaba y provocaba.

Esta interacción entre los objetos y espectador – la propuesta del juego que creamos entre todos manifestando la creatividad a través de distintas disciplinas artísticas: escultura, performans, grabado, pintura, instalación, teatro, etc…. Me impulsó de pensar y expresar, ofrecer el arte de grabado a través de otra perspectiva.

Bibiana de la Soledad

¿Residuo o memoria?

Una recopilación de objetos antiguos que evocan diferentes momentos históricos, donde lo descartado es la clave para descifrar un pasado íntimo. Lo que alguna vez fue útil, lo que pasó de mano en mano o fue arrojado sin más, ahora es testimonio silencioso de un linaje de ausencias, un eco material de vidas que se desmoronaron.

Asimismo, el objeto artístico puede ser entendido como un dispositivo de memoria, una forma de encapsular el tiempo, la experiencia y el deterioro. En este sentido, actúa como una vanitas, recordándonos la fugacidad de la existencia y el inevitable paso del tiempo, como en las pinturas barrocas —Vanitas (c. 1630) de Pieter Claesz o Still Life with a Skull (c. 1625) de Philippe de Champaigne—servían para meditar sobre la muerte y la impermanencia.

Hoy el arte recoge fragmentos del presente, los reconfigura y los carga de significado simbólico. Esta mirada encuentra eco en la arqueología de la basura, disciplina que estudia los residuos humanos para entender el comportamiento social. El arte, al apropiarse de lo desechado, convierte lo banal en testimonio, como las instalaciones del colectivo Basurama o los ensamblajes de Joseph Cornell. Así, nos confronta con el consumo, el olvido y la transformación: una vanitas del siglo XXI, hecha con los restos de nuestra propia historia.

Graham Bell Tornado_On està l’Haca?

Me cagué en l’estral d’un churro
En el bonet de un rector
y en la vara del alcalde
y ¡en la cara del president!


Acción Coral en 2 partes (video y fotografía enmarcada)
una colaboración entre Graham Bell Tornado y Pep Gimeno “El Botifarra”
Un museo etnológico es un espacio que reúne objetos del pasado de un pueblo y construye una mirada sobre su pasado. En Casa Cuesa la selección de objetos es muy heterogéneo incluyendo herramientas de campo, objetos de uso domestico y otros que son mas decorativos. Los contenidos y su disposición responden a decisiones tomados por su dueño Pep Gimeno El Botifarra, cantante y etnólogo musical que se dedica a documentar y interpretar canciones tradicionales de la zona. A mi me interesa su papel de impulsor de este proyecto etnológico porque en mi practica hago mi propia interpretación de la historia desde una perspectiva queer y ecotransfeminista, tratando de evidenciar relaciones de poder que se dan por sentadas.
Investigando su repertorio con Pep para ver que encajaría con este filosofía, decidimos cantar dos – la famosa Malagueña de Barxeta y un “cant de batre”. Según me cantaba Pep este ultima, cada estrofa esta seguida por un sonido gutural que sirve para alentar el animal que trabaja. Como sujeto transgénero, queer, femenino, me identifico con este papel del animal dominado, entonces para realizar la acción me vestí con dos elementos simbólicos de esta sumisión: el delantal de una ama de casa y un arnés de poni.
Al principio de la acción yo iba dando vueltas alrededor de Pep, como el animal que trabaja sacando agua de un pozo, mientras el cantaba. Poco a poco empece a cantar con el, improvisando sobre la letra para acabar los dos cantando la letra actualizada que aparece aquí arriba, que es una critica de la inacción del Presidente Mazón durante la Dana. En seguida se realizó una cacerolada con el publico presente golpeando cazuelas y otros elementos encontrados en la casa.
Quiero agradecer a Pep su disposición para colaborar y salir de su zona de confort para realizar esta acción.