Estamos ante un propuesta donde lo sutil se convierte en arte. El recorrido al que nos invita Tham Casany esta lleno de detalles, nimios sí, pero ricos en técnica i concepto.
Son varios los títulos que esta exposición sugieren. Por supuesto, Ritmo Alpha, el elegido por la artista en clara referencia a esa relajación que el arte puede trasmitir durante su proceso de inicio a fin. El Arte como terapia. Y para redundar en esta idea, Tham Casany, se apoya en una selección musical a la que mediante QR te acompaña durante el recorrido de la sala. La artista se enrosca una y otra vez, texto a texto, en este concepto. Ahora bien, la exposición da para mucho más. Funciona autónomamente sin necesidad de prótesis alguna.
De manera que, pensamos, sus propuestas nos permite recrearnos con otras tantas lecturas. Os propongo al menos dos: Enrònias” y “ Blanco casi blanco”.
“Enrònias” en la lengua autónoma expresa un pensamiento que cae y recae una y otra vez en el vacío existencial. En el castellano oficial podría leerse como aturdimientos reiterados, un panorama que la artista parece perseguir o, mejor aún, le persigue. Figuras derretidas, apáticas o rotas, quebradas por la auto explotación mental tal y como nos sugiere Tham en sus poemas diseminados en los intersticios de la sala. Sus piezas son un grito mudo. Enrònias, murmullos interiores que atenazan la mente, también de gente que acosa y que oprime. Un murmullo que no deja espacio ni para el silencio ni para la reflexión. No hay fragmento en el escenario artístico de la artista que no responda a uno u otro de estos susurros o, tal vez, a ambos.
Tham Casany expone un nihilismo físico y psíquico creado y recreado por las auto exigencias que la sociedad actual parece demandar. Se nos presenta en forma de estampa, pintura o escultura. Piezas sin rostro y sin aristas, de agradable tacto pero calladas. La nada, pequeños detalles que apenas se aprecian en sus fotografías o gofrados. Una propuesta sin color. Tan sólo unos toques de azul oscuro casi negro. El resto “Blanco casi blanco”.
La muestra de esta artista no te deja indiferente, desde la entrada, una gran formato fotográfico que exprime los blancos y que deja ver una sombra de lo que fue, te atrae de manera que quieres más y más, deseas ver el desenlace, hasta el final. Un Final sin solución. Tham Casany no da respuestas, más bien cuestiona.
Esta exposición, de gran altura, pone de manifiesto una vez más, y ya van muchas, la labor que desde la Casa de Cultura de Alboraia realiza la gerente Encarna Dolç auspiciada, sin duda, por la concejalía de cultura.